Manuel Montt - Libertad en el Orden

“Gran parte de los males que aquejan a la sociedad y que afectan el orden público, o que influyen en la desgracia de los individuos y la familia, tiene su raíz principalmente en la ignorancia. Extirparla mediante un buen sistema de educación común, que ilustre a las masas, corrija sus malos hábitos i les forme buenas costumbres, es la obra más urgente reclamada que podéis emprender”

Manuel Francisco Antonio Julián Montt Torres nació el 4 de septiembre de 1809 en Petorca, una localidad de la provincia de Aconcagua, Chile, en el seno de una familia acomodada y vinculada a la élite local. Su carrera estuvo marcada por un fuerte compromiso con la política y una profunda transformación del país durante su paso por diferentes cargos de gobierno, que incluyeron desde ser presidente de la República hasta presidente de la Corte Suprema. Su vida y obra, aunque discutidas en su tiempo, dejaron una huella significativa en el Chile moderno, posicionándolo como uno de los grandes estadistas del siglo XIX.

Montt estudió en el Instituto Nacional, donde su desempeño académico y su interés por el derecho lo llevaron a destacar tempranamente. A los 18 años, ya era inspector del instituto, y a los 28 años se graduó como abogado, comenzando a desempeñarse en el ámbito judicial. A los 32 años asumió funciones en la Corte Suprema de Justicia, una de las más importantes instituciones del país, y años más tarde se convertiría en su presidente.

Su involucramiento en la política fue una consecuencia directa de su contexto social y de la formación conservadora de su familia. Al integrarse al movimiento "pelucón", que representaba a la aristocracia conservadora de la época, Montt destacó por su inteligencia y capacidad política. Fue elegido diputado por Valparaíso en 1840, y a partir de ahí comenzó una carrera ascendente. Durante los gobiernos de los presidentes Joaquín Prieto y Manuel Bulnes, Montt desempeñó diversos roles ministeriales, incluyendo el Ministerio del Interior y el de Relaciones Exteriores, donde ejerció una notable influencia en la política nacional.

La presidencia de Montt comenzó en 1851, un periodo de consolidación de un gobierno autoritario. Durante su mandato, Chile vivió profundos cambios sociales, políticos y económicos. Bajo su administración se crearon importantes leyes como la Ley Orgánica de los Ministerios (1853), la Ley de Municipalidades (1854), el Código Civil (1855) y la Ley de Bancos (1860), que sentaron las bases para el desarrollo económico y la modernización del país. Su enfoque en la infraestructura, como la construcción de ferrocarriles, puentes y carreteras, facilitó la expansión de las ciudades y el desarrollo de nuevas industrias.

Además de los avances legislativos, Montt impulsó un proceso de modernización económica, favorecido por el auge de las exportaciones. Durante su gobierno, Chile vivió un crecimiento económico significativo, con la expansión de puertos, la creación de nuevas empresas y la llegada de inmigrantes europeos, especialmente alemanes, que jugarían un papel crucial en el desarrollo de la economía del sur del país. Asimismo, la educación se convirtió en una de sus prioridades, destacando la creación de nuevas escuelas y el impulso a la educación técnica, así como la modernización de la enseñanza superior.

No obstante, su carácter autoritario y su enfoque centralista en el gobierno, que fue visto como una amenaza para la libertad de los ciudadanos, provocaron la oposición de muchos sectores del país. Su liderazgo no estuvo exento de tensiones, y la división interna dentro del movimiento conservador culminó en la Revolución de 1851, un levantamiento que buscaba derrocar su gobierno. Aunque la revuelta fue sofocada, las heridas políticas perduraron y la oposición liberales, encabezada por figuras como José María de la Cruz, se consolidó, dando paso a una mayor polarización política.

El enfrentamiento con sectores de la aristocracia y la Iglesia, especialmente durante la llamada "Cuestión del Sacristán" en 1856, reflejó las tensiones inherentes a su régimen. A pesar de estos conflictos, Montt logró ser reelegido presidente en 1856, pero la situación política de su segundo mandato comenzó a deteriorarse. La división dentro de su propio partido y el creciente malestar con su estilo autoritario resultaron en una crisis que dificultó la consolidación de su poder.

En 1861, al terminar su mandato, Montt se retiró del cargo presidencial, pero continuó jugando un papel importante en la política nacional, como presidente de la Corte Suprema y senador por la región de Chiloé. Su influencia perduró en la política chilena hasta su muerte el 21 de septiembre de 1880. A lo largo de su vida, Montt vivió con la contradicción de ser tanto admirado como criticado. Para muchos, fue un estadista visionario que modernizó Chile y lo preparó para ser una nación más avanzada. Sin embargo, su autoritarismo y las crisis políticas que generó también marcaron su legado, llevándolo a ser considerado, por algunos, una figura compleja y controversial.

"Su carácter y su visión de un Chile próspero a través de la modernización de sus instituciones fundamentales, de la aplicación de nuevas tecnologías como el ferrocarril o el telégrafo, del desarrollo agrícola y urbano del extenso territorio chileno por medio de la colonización, y del respeto férreo a la ley y el orden, le ganaron partidarios fervorosos, pero también enemigos" - Cristobal Garcia Huidobro. 

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